16 de agosto de 2022
La rótula cuenta con varios ligamentos y tendones alrededor que le permiten mantenerse en su lugar, a pesar de los movimientos que realizamos.
Sin embargo, si una gran fuerza impacta nuestra rodilla en cierto ángulo, esta podría deslizarse hacia un lado de la articulación. A esta patología es a lo que llamamos una luxación de rótula que no es más que una dislocación de la rótula.
La luxación de rótula puede ocasionar secuelas graves en la estructura de la rodilla, desgarrando o estirando músculos y tendones. Por eso, es una patología que debe tratarse a tiempo.
La luxación de la rótula es una dislocación externa de la rótula. Sucede cuando la rótula se mueve de su posición en la articulación femororrotuliana. Esto hace que la rótula deje de estar alineada de la manera en que debería. Esta dislocación trae consigo otras consecuencias. A medida que sale deteriora los ligamentos y cartílagos.
La luxación de la rótula se suele confundirse con la dislocación de toda la rodilla. Pero ambas son diferentes, esencialmente porque afectan a articulaciones distintas. La primera afecta la articulación femororrotuliana y la última la articulación que une el fémur y la tibia. Además, la dislocación de rodilla es mucho más grave.
Una subluxación es una separación o dislocación de la rótula de la articulación, pero de una manera más parcial y no tan acentuada. En este caso, la rótula también se mueve de su posición original.
La subluxación de rótula normalmente ocurre cuando el paciente ya ha padecido una luxación de rótula previa. El estiramiento y daños en los ligamentos hace que la rótula esté más propensa a moverse, así sea un poco. A esto llamamos subluxación de rótula.
Las luxaciones de rótulas ocurran cuando existe alguna lesión previa en la rodilla o por causa de movimientos repentinos de la articulación en una posición inadecuada. Naturalmente, esto hace que la rótula se mueva de su lugar y mueva consigo los ligamentos que están alrededor.
Ocurre con mayor frecuencia cuando el músculo que conforma el cuádriceps femoral se contrae, mientras que la rodilla está parcialmente flexionada y no se encuentra en la posición de rotación.
Esto puede incrementarse si hay alguna predisposición anatómica o genética de parte del paciente a sufrir este tipo de lesiones. Puede ocurrir en pacientes que son propensos a la inestabilidad. En casos como estos, solamente necesitan un mínimo impacto o realizar actividades normales para que ocurra la luxación. Suele deberse alguna anomalía biomecánica. Es decir, algún funcionamiento extraño a nivel biomecánico en la rodilla. Suele tener una causa genética y es común que otros miembros de la familia lo padezcan.
Existen cuatro anomalías biomecánicas que suelen hacer a los pacientes más propensos a la luxación de rótula:
Sin embargo, también puede ser provocada por algún accidente donde se sufra un impacto fuerte en la rodilla. Como una caída en una motocicleta o un golpe realizando algún deporte.
Si es con tratamiento normal y la dislocación de la rótula no es muy grave, la recuperación puede tardar entre 6 a 9 semanas. Sin embargo, si se ha pasado por una cirugía articular el tiempo de recuperación es considerablemente mayor.
En primera instancia, lo primero que se debe hacer es reducir la luxación de manera manual. Esto se hace intentado reubicar el hueso en su ubicación original en la articulación.
Posteriormente, se puede colocar una comprensa de hielo y algún antiinflamatorio para disminuir la inflamación. Es posible que también se recete un inmovilizador de rodillas para evitar que se mueva la rodilla durante las primeras semanas, y así permitir que la rótula se asiente en su lugar y todo lo que ha sido afectado se recupere. También se podría recetar una rodillera tubular elástica.
Adicionalmente, el médico le indicará que use diariamente una compresa fría sobre la zona lesionada para bajar la inflamación. Estas compresas se deben utilizar mínimo unas 3 o 4 veces al día. El uso de analgésico también ayudará mucho para aliviar el dolor.
Y como en todo tratamiento, se recomienda reposo. No realizar ningún tipo de deporte o actividad física que requiera mucho de nuestras piernas para evitar que el rótula se disloque de nuevo.
La cirugía es la opción para casos más graves. Se recomienda la cirugía cuando:
José Ramón Rodríguez Aranda, osteópata y fisioterapeuta con amplia experiencia, dirige la Clínica de Osteopatía y Fisioterapia Rodríguez Aranda, avalada por su trayectoria en el sector de la salud. Es Licenciado en Osteopatía y Diplomado en Fisioterapia por prestigiosas universidades, y cuenta con certificaciones y formación continua en diversas técnicas y áreas de la fisioterapia. También está registrado en el Registro de Osteópatas de España, el General Ostheopathic Council de Londres y el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Andalucía.
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