18 de octubre de 2015
Todos conocemos la enorme importancia que adquiere el extremar precauciones a la hora de ponernos al volante. Pero por muy precavidos que seamos, aunque unos a un mayor nivel que otros, hay circunstancias y situaciones que se tornan inevitables a la hora de evitarlos: lluvia, escasa visibilidad, exceso de velocidad, falta de atención o despistes.
Pero sea como fuere, al final acabamos sufriendo las consecuencias de un accidente de tráfico en mayor o menor nivel en función a cómo éste sea. Consecuencias obviamente físicas, pero también psicológicas.
¿Y qué tipo de lesiones físicas podemos sufrir tras un accidente?
Lo accidentes de tráfico en general se pueden clasificar en dos tipos. Los de aceleración y deceleración. Hay otras variantes como los de colisión lateral.
En caso de una colisión clásica en el que hay un impacto frontal, debido a la inercia, la primera parte afectada será la cara posterior de sujeción del cuello, desde musculatura intrínseca como los esplenios y los suboccipitales hasta otras más superficiales como las diferentes fibras del trapecio o como los elevadores de las escápulas y otros tejidos importantes tales como un sobrestiramiento de la parte posterior discal como de las eferencias nerviosas que salen de las cervicales.
Posteriormente, durante el movimiento de recogida del latigazo cervical, potencialmente se dañarán los tejidos de la cara anterior del cuello tales como fascias, la cara anterior discal y sus ligamentos así como su principal musculatura tales como la musculatura interapofisaria como los escalenos y el esternocleidomastoideo además de otros tejidos como el árbol respiratorio y sus ligamentos.
Todo ello dará unos síntomas más específicos tales como rigidez de toda la musculatura mencionada produciendo una limitación en la movilidad del cuello y de la espalda. Dolores de cabeza con irradiación desde la nuca hasta la zona frontal y ojos son bastante comunes. Otros síntomas comunes son tanto los mareos como los vértigos. Igualmente y debido a la relación anatómica tan estrechas puede aparecer una sensación de dificultad a la hora de tragar.
Radiográficamente puede aparecer una rectificación cervical y ecográficamente ciertos desgarros musculares.
Obviamente, la velocidad de aceleración o deceleración del accidente imprimirá más severidad a todos estos síntomas llegando a producir fracturas como las potenciales consecuencias neurológicas.
A parte de la velocidad, la distancia del sillón al salpicadero, la inclinación del respaldo y del cabecero tienen mucha importancia a la hora de la limitación de los daños del accidente y así evitar fuerza y limitación del latigazo cervical. La presencia del cinturón con su sujeción en tres puntos obviamente es fundamental.
Otras variables tales como el hecho de ver venir el accidente pueden influir igualmente además de la situación cervical preexistente de la espalda con presencia previa de rectificación, daños discales y escoliosis.
Nuestro tratamiento será puramente manual acortando enormemente el proceso de curación. Todo el tratamiento será manual donde se incluye tanto técnicas de estiramiento y masaje así como de manipulaciones tanto rápidas como lentas del aparato cervical y de la espalda en general. Los ejercicios contendrán y reeducarán la estructura para mejorar el proceso y prevenir posteriores consecuencias.
José Ramón Rodríguez Aranda, osteópata y fisioterapeuta con amplia experiencia, dirige la Clínica de Osteopatía y Fisioterapia Rodríguez Aranda, avalada por su trayectoria en el sector de la salud. Es Licenciado en Osteopatía y Diplomado en Fisioterapia por prestigiosas universidades, y cuenta con certificaciones y formación continua en diversas técnicas y áreas de la fisioterapia. También está registrado en el Registro de Osteópatas de España, el General Ostheopathic Council de Londres y el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Andalucía.
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