Todo lo que debe saber sobre las fracturas cerradas: causas, síntomas y tratamientos

Las fracturas cerradas son una de las lesiones más frecuentes del sistema óseo y afectan a personas de todas las edades y sexos. Una fractura cerrada se produce cuando un hueso se rompe sin dañar el tejido circundante. Las causas de una fractura cerrada varían desde un golpe directo hasta una enfermedad subyacente que debilita los huesos. El tratamiento de una fractura cerrada puede consistir en aliviar el dolor, entablillar, enyesar o intervenir quirúrgicamente, dependiendo de la gravedad de la fractura. Conocer las causas, síntomas y tratamientos de una fractura cerrada puede ayudarle a usted o a un ser querido a asegurarse de que reciben la atención que necesitan.

¿Qué es una fractura cerrada?

Una fractura cerrada es una rotura en la continuidad del hueso que no rompe la piel suprayacente. A veces, una persona ni siquiera es consciente de que tiene una fractura cerrada hasta que recibe atención médica. Una fractura cerrada es diferente de una fractura abierta, que se produce cuando también se rompe la piel del tejido circundante. La fractura abierta tiene más probabilidades de provocar infecciones y complicaciones graves. Alguna fractura abierta puede requerir cirugía y antibióticos para curarse adecuadamente.

Causas de una fractura cerrada

– Un golpe directo en un hueso: Un golpe directo en un hueso, como el que se produce al caer sobre una mano extendida o al ser golpeado por una pelota o un coche, puede provocar una fractura cerrada. – Osteoporosis: La osteoporosis es una enfermedad en la que los huesos se vuelven porosos y quebradizos, lo que los hace más susceptibles a las fracturas. – Fracturas en niños: Los niños con fracturas cerradas causadas por una caída suelen recuperarse totalmente, mientras que los que sufren una fractura menor en un brazo o una pierna no suelen ser diagnosticados. – Una enfermedad subyacente: Algunas enfermedades, como la osteogénesis imperfecta, el mieloma múltiple, la poliquistosis renal, la displasia fibrosa y la diabetes frágil, causan huesos frágiles y provocan fracturas.

Síntomas de una fractura cerrada

Los siguientes son signos y síntomas de una fractura cerrada. No son específicos de una fractura cerrada, por lo que es importante tenerlos en cuenta, pero deben estar presentes antes de poder hacer un diagnóstico. – Dolor en la zona afectada: Si tiene una fractura cerrada, es probable que sienta dolor en la zona lesionada. El nivel de dolor puede variar. – Hinchazón en la zona lesionada: El cuerpo responde de forma natural a las lesiones provocando hinchazón en la zona. Puede producirse hinchazón en la zona de la fractura. – Deterioro del uso de la zona lesionada: Una fractura cerrada puede debilitar la extremidad o impedir que se mueva. – Secreción de sangre o pus por la zona de la fractura: Es señal de una fractura grave y requiere atención médica inmediata. – Sensibilidad o rotura de la piel: Si hay una rotura en la piel, puede haber cierta sensibilidad en la zona, pero no debe ser tan grave como en una fractura cerrada.

Diagnóstico de una fractura cerrada

El diagnóstico de una fractura cerrada suele realizarlo un radiólogo mediante una radiografía. Si una radiografía no muestra una fractura, no significa que el paciente no la tenga. El médico también puede solicitar un TAC para determinar la gravedad de la fractura y si hay algún daño en los tejidos circundantes, como un vaso sanguíneo. El TAC es más sensible que la radiografía.

Tratamiento de una fractura cerrada

El tratamiento de una fractura cerrada depende de la gravedad de la fractura. – Inmovilización: El médico puede recomendar sujetar el miembro o el hueso lesionado con una férula para mantenerlo inmóvil y limitar el daño. – Control del dolor: Los médicos suelen recetar analgésicos, como paracetamol o ibuprofeno, para reducir el dolor y la hinchazón. – Estabilización: En los casos en que la fractura afecta a una articulación, como una fractura de pierna que daña la articulación de la rodilla, el médico puede recomendar una intervención quirúrgica para estabilizar la articulación. – Cirugía: La cirugía suele ser necesaria en las fracturas que rompen la piel, causan daños en las articulaciones o afectan a huesos rotos de las manos o los pies. – Injertos óseos: Los injertos óseos suelen utilizarse en fracturas de manos o pies.

Complicaciones de una fractura cerrada

Las zonas más comunes de síndrome compartimental son las piernas, los brazos y las manos. – Daños en los nervios: Las fracturas cerca de los nervios pueden causar daños que pueden no ser inmediatamente aparentes. – Infecciones de las heridas: Las bacterias presentes en el aire y en la piel pueden penetrar en la rotura de la piel y provocar una infección. – Transmisión de patógenos: Si la rotura en la piel es grande, los patógenos del aire o de las superficies pueden entrar en la herida y transmitirse a otras personas.

Recuperación de una fractura cerrada

Dependiendo de la gravedad de la fractura y del tipo de tratamiento necesario, la recuperación de una fractura cerrada puede llevar desde unas semanas hasta unos meses. Mientras se recupera, es importante mantener la zona lo más limpia posible, evitar el movimiento excesivo del hueso lesionado y utilizar técnicas de higiene adecuadas. También es importante mantener una nutrición e hidratación adecuadas para reforzar el sistema inmunitario.

Prevención de una fractura cerrada

Hay algunas formas de prevenir la aparición de una fractura cerrada. – Equipamiento adecuado: Utiliza el equipamiento adecuado, como el casco cuando practiques deporte, para prevenir lesiones. – Dieta sana: Seguir una dieta rica en calcio y vitamina D puede ayudar a fortalecer los huesos. – Ejercicios: Ejercicios como el levantamiento de pesas pueden ayudar a fortalecer los huesos. – Descansar: Descansar cuando sea necesario, por ejemplo después de una lesión, para dar tiempo al cuerpo a curarse. Si experimenta síntomas de una fractura cerrada o nota una rotura en la piel, debe acudir al médico lo antes posible. Ignorar estos síntomas puede provocar complicaciones graves.

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José Ramón Rodríguez Aranda, osteópata y fisioterapeuta con amplia experiencia, dirige la Clínica de Osteopatía y Fisioterapia Rodríguez Aranda, avalada por su trayectoria en el sector de la salud. Es Licenciado en Osteopatía y Diplomado en Fisioterapia por prestigiosas universidades, y cuenta con certificaciones y formación continua en diversas técnicas y áreas de la fisioterapia. También está registrado en el Registro de Osteópatas de España, el General Ostheopathic Council de Londres y el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Andalucía.